Todo comienza en Compostela
- Maite Bermejo Astiz
- 21 nov 2020
- 4 Min. de lectura
Hace unos días que me lo pregunto, pero me he dignado a escribirlo hoy, día 25 de cuarentena, a eso de las 3AM mientras escucho temazos de Radiohead, Oasis o Pink Floyd. Jamás pensé que un Sicue me fuese a dar tantos momentos, consejos y lecciones. He conocido a personas maravillosas de todas partes de España; desde mis compañeras de piso que se llaman Emma y Marta, pasando por mi grupi de amigos Oporto (ya sabéis quiénes sois, corazones), hasta gente del grupo Sicue comer pulpo.
Recuerdo cómo empecé mi aventura llegando un 5 de septiembre, un día después de mi cumple. Llegué a casa, y ahí estaba Emma esperándome. Me abrió la puerta y me ayudó a subir todas mis cajas, pese a ser la primera vez que nos veíamos. Fue un momento especial. Fui con mis padres a comer y comprar un par de cosas para casa, y después me tiré en la cama con Emma para saber más de ella y de sus primeros días en Santiago. Fue la persona más clave en mis inicios, y a la que le debo mucho. Te echo de menos, por cierto. Cuido bien la casa, I promise. Me llevó a conocer a gente muy especial, como Blanca, de Sevilla. Así fue la primera noche, saliendo las tres por sitios muy guays, que jamás pensé que se harían típicos. Cuando recuerdo esta noche (y las siguientes) con Blanca, se me viene a la cabeza la canción Where is the love? de The Black Eyed Peas. Las tres triunfamos esa noche, y jamás la olvidaré. Estuve ese fin de semana visitando Santiago y sitios de los alrededores junto con mis padres. Fue un finde maravilloso, y cuando se volvieron a Estella, fue cuando me di cuenta de que todo esto empezaba, de que ya no había vuelta atrás. En realidad estaba cagada, pero al mismo tiempo llena de ilusión.
Ese fin de semana también Kiko y sus amigos me hicieron una fiesta sorpresa por mi cumple. No os preocupéis, que eso lo detallaré más adelante, ya que fue muy especial. Os echo de menos, Kikiregalo en el Kikidesván.
Comenzaron las clases el 9 de septiembre, y ahí conocí a varios sicues de periodismo. Entre ellos estaba Asier, quien a día de hoy es uno de mis pilares de aquí. Con él comparto todas las asignaturas, y es parte de Oporto. Con él he viajado, he reído, he llorado... y en parte gracias a él empecé a salir con las personitas que nos llamábamos Sicueros, que después nos separamos y creamos Oporto gracias a ese viaje (que contaré en otro post). De hecho, le preparé un cumple sorpresa el día de su cumple, a la que por cierto, llegó como una hora tarde y con un par de cervecitas ya bien tomadas. Quérote Asierto Fallo de mi vida. Menudas noches nos pasábamos al principio, con todo fiesta y cero preocupaciones. Que si el Espit Chupitos con su Lluvia Dorada, que si Tarasca, el Momo, pero siempre acabando en Blaster. La verdad que septiembre fue un mes de mucho sol en Santiago, mucha felicidad, y muy buenos recuerdos. Inicios de amistades que nunca olvidaré.
Las primeras semanas nos reuníamos varios sicues a tomar birras en un parque de Santiago. Incluso una vez quedamos en un antiguo cementerio, que ahora es una especie de parque natural, llamado Parque De Bonaval, y aportamos cada unx comida o bebida para hacer un tipo merendola. Ese día conocí a mucha gente, pero sobretodo recuerdo a Javi y Ana. Unas personitas que viven juntas y que nunca van por separado a casi ningún sitio. Dos personas con mucha luz, y que quiero un montón. Cada cual de su sitio, una extremeña y otro de Ciudad Real. Esa noche fue maravillosa, y me descubrieron bares geniales. Ana tiene una personalidad increíble, y transmite una calma y una tranquilidad impresionante. Tengo muchos recuerdos con ella, pero sobretodo me quedo con sus abrazos. Sabe entenderte y abrazarte en el momento exacto, y puedes contarle lo que sea, que lo entenderá. Como cuando estábamos en Paraíso Perdido y me dio un ataque de ansiedad y asma terrible. Me salvaste la vida, hermana. Te debo una muy gorda. Javi también es ese rollo de persona, pero sin duda lo que más recordaré de él será la forma de sacarme una sonrisilla con sus tonterías y su humor tan él. Sin duda, bailé con él en Oporto lo que será probablemente el baile más especial de mi vida hasta dentro de unos años. También da unos abrazos geniales, y su pelito rizado es maravilloso. Podría escribir un post entero para hablar sobre estas genialidades de seres humanos.
En la fiesta de bienvenida fue donde conocí a Andrea. Es una personita a la que tengo especial aprecio aunque no hable mucho con ella. Me transmite confianza, mucho amor, y mucha luz. Es muy bonita por dentro y por fuera, con un corazón que no le cabe en el pecho. La voy a extrañar mucho, al igual que a nuestros litros de kalimotxo compartidos, o nuestros pequeños cotilleos, así como Bloom o el momento de la hostia junto con Iñigo y Juan en el Curruncho. También fue muy guay cómo nos conocimos, gracias a un juego con una francesa hipercometitiva, y corriendo a por el descuento en El Corte Inglés. Formidable. Es la dama de los maquillajes de Instagram, a la que veis varias veces en mis historias (@andreaappp_mua), y una loca del karaoke jajjajaja somos unas payasas. Ese día también conocí a Luis de Soria, un gran descubrimiento de persona. Risas y buenrollismo todo el día a todas horas. El primer día fue juguetón, y también fue un placer ver aquel partido de baloncesto en tu casa. Eres genial tío, se puede contar contigo y hablar contigo sobre cualquier tema, que no es posible con cualquiera.
Esto se está haciendo muy largo, así que voy a seguirlo en otro post, si no os importa.
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