Escuchando al cuerpo
- Maite Bermejo Astiz
- 19 dic 2020
- 2 Min. de lectura
Este año aprendí a parar. Conocí y descubrí rincones dentro de mi que creía inexistentes. Comprendí qué es el dolor y qué la felicidad. También he conocido la nostalgia y la morriña. Este año ha sido muy duro, diferente, pero también ha enseñado mucho más de lo que somos conscientes.
Recuerdo perfectamente cuando comencé a ir a terapia en septiembre. El primer día fue un poco duro y agobiante, pero cuando salí comprendí que por fin estaba buscando una salida a la caja negra en la que me encontraba. A oscuras, sin un rayo de luz. Fue entonces cuando la psicóloga me dijo: "Frena. Escucha tu cuerpo. Atiende tus tensiones corporales. ¿Qué te duele?".
A raíz de ahí comprendí todo el dolor que estaba reprimiendo dentro de mi; que tenía muchas cicatrices abiertas sin darme cuenta, tanto buenas como malas. Me di cuenta de que no sabía lo que era el miedo. No lo reconocía como una emoción más; había desaparecido de mí. Poco a poco, conseguí volver a respirar y a apreciar lo que tenía a mi alrededor. Apenas tenemos conocimientos sobre cómo escuchar lo que el cuerpo quiere decirnos, así que os recomiendo empezar por intentar escuchar cuándo quiere reír, llorar, saltar o comerse una palomita, aunque suene estúpido. El cambio se nota con el paso de los días.
Están siendo unos meses muy duros y largos. Cuando la psicóloga me dijo que necesitaba darme tiempo, me reí. Pero me ha enseñado que no puedes correr al día siguiente de lesionarte la pierna. Que son heridas aunque no estén a la luz, y como todas las lesiones, necesitan su reposo y su cariño para recomponerse. Fue entonces cuando decidí indagar en mí. Me aficioné a la lectura, cosa que siempre detesté.
También he conocido a gente muy guay últimamente. Me vuelvo a sentir querida o apreciada, aunque sean en muy pocos momentos. Tengo la autoestima baja, de eso también me he dado cuenta. Tampoco me veo bien físicamente. Los miedos me impiden salir de casa a veces, y la ansiedad me ha aumentado notoriamente este año. Hay emociones y sentimientos que han vuelto a mí después de mucho tiempo.
Pero si algo quiero hacer terminando este texto, es darle las gracias al COVID-19. Porque pese a ser un año horrible lleno de baches y retos, ha hecho que abra las ventanas de mi cuerpo y me ha ayudado a respirar desde el interior. De alguna manera, me ha ayudado a pedir ayuda, a salir de lo malo. Quiero darte también las gracias a ti por leerme. Por hacer que este proyecto tan personal vaya hacia adelante.
La salud mental no es ninguna tontería. Hay que trabajarla diariamente. Pero todo bache se puede superar pidiendo ayuda. Porque poco a poco, vuelvo a ser yo. Y es por esto mismo, que os quiero hacer la misma pregunta que me hizo mi psicóloga el primer día: "Presta atención a tu cuerpo. ¿Qué quiere decirte? ¿Te duele algo?".
Te deseo una feliz navidad 💝
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