El momento de graduarse
- Maite Bermejo Astiz
- 26 may 2021
- 3 Min. de lectura
Se acerca el momento de tomar decisiones para que mi trayectoria vital cambie de rumbo. Se aproxima el final de la carrera, la vuelta a casa, a vivir con la familia. Pero también se acerca el momento de dejar atrás una etapa verdaderamente intensa que ha tenido muchos puntos de inflexión: llega el momento de graduarse.
Cuando una adolescente como yo empieza una carrera, no sabe adónde se está metiendo. No lo digo solamente por las ideas que las películas y series nos enseñan al respecto, sino porque personalmente es un aprendizaje constante. Hay quien acierta con la carrera desde el principio, gente que la deja porque no le convence, o que termina desmotivada por su pésima organización en cuanto al plan de estudios. Hay quien aprovecha la carrera para buscarse la vida vocacional, encontrar muchos sitios en los que realizar prácticas, e incluso encontrar un trabajo en el sector. Otras personas, como es mi caso, no hemos tenido tanta suerte y nos estamos buscando un futuro tras varios noes.
De todas formas, independientemente del caso académico, es muy diferente a cómo entras y cómo sales de la Facultad. Pasan cuatro largos o cortos años, llenos de momentos y recuerdos increíbles, con variadas emociones, tanto positivas como negativas. Llegas siendo una adolescente que apenas conoce más allá de sus estudios y la realidad de su entorno, y te metes de lleno en un campo de aprendizaje diferente, con personas nuevas y sus historias espectaculares, largos días de trabajo, pero momentos de ocio por los que pagarías lo impagable. Una pena que el covid-19 nos haya azotado tanto en este sentido, por no terminar los ciclos como se merecen.
Después de cuatro largos años, he crecido lo impensable como persona. Llegué siendo una joven con un gran caparazón, dura y segura como una roca por fuera, pero completamente sensible y emocional por dentro. No nos engañemos, la última parte la sigo conservando. Empecé dándome una oportunidad de ser yo misma a medias, por miedo a que huyesen de mi, o de sentirme sola. No fue para nada así, sino que en seguida mis compañeres me acogieron con los brazos abiertos. De por medio han habido muchas juergas, bailes, cenas, meriendas, charlas, compras, salseos, y mucho más. Siempre recordaré los pintxopos con su gente.
Es cierto que tuve la oportunidad y el placer de cursar un año entero en Santiago de Compostela, y para mí ha sido el mayor punto de inflexión de mi vida. Considero que ya os he hablado sobre esto suficiente, y sino siempre estoy dispuesta a hablar más al respecto. Pero no quiero que se haga más largo todavía.
En cuarto me han pasado muchas cosas. Psicológicamente ha sido el curso en el que más inestable me he encontrado, pero por factores externos que algún día me gustaría contar y compartir con vosotres. Pero a su vez me ha dado personas increíbles y me ha enseñado a conocerme más. He terminado siendo más segura pero autocrítica conmigo misma, sabiendo liderar en su justa medida, dubitativa pero consciente, e inconformista con los resultados. Sigo siendo emocional, pero puedo decir que he perdido mi coraza en cierto modo. Todavía no he terminado este ciclo, me falta alguna asignatura y el TFG, pero es mi forma de dar las gracias y aprender del trayecto.
Periodismo no será la mejor carrera en cuanto a plan de estudios se refiere, pero para mí ha sido la mejor forma de evolucionar y convertirme en la Maite que siempre he estado buscando. Me gustaría dar las gracias a las personas que me han acompañado durante el camino, porque sin ellas no hubiese sido posible. Eskerrik asko bihotz bihotzez! Berriro ikusiko dugu elkar!
Comments